El misticismo y fantasía de las Artes Marciales es tan antiguo como el origen de las mismas. Antes de que existiera el cine, las hazañas de los mejores artistas marciales y guerreros eran transmitidas a través de historias que de acuerdo al narrador podía ser más realista o más fantástica.
La cuna del Kung Fu, el templo Shaolin donde se originaron los más variados Estilos era inaccesible para la gente común que muchas veces exageraban las habilidades de los monjes. Pero no siempre eran exageraciones, la perfección técnica y dominio corporal de los monjes era tal que a veces la ficción no superaba la realidad.
Las historias que relataban como los monjes Shaolin eran capaces de derrotar a más de un hombre en combate no son fantasías, pero decir que un guerrero era capaz de vencer a un ejército resaltaba su coraje pero no es creíble. El entrenamiento de los monjes Shaolin en Artes Marciales se aplicaba estrictamente a la autodefensa con o sin armas, no se realizaban exhibiciones y estaba prohibido enseñar a personas ajenas al templo.
Relatos que describen a los monjes Shaolin levitando o volando gracias al dominio del Chi (energía vital) son varios, si bien la realidad es que los monjes debido a su entrenamiento físico podían saltar más alto o hacer uso de técnicas para elevarse del suelo como lo hacían los ninjas es imposible que pudieran levitar por una muy simple razón, la ley de gravedad.
La existencia del Chi es innegable, su control aporta grandes beneficios a los practicantes pero hay que ser realistas y señalar que su manejo no otorga súper poderes como volar. Las historias de guerreros capaces de volar ayudaron a enriquecer el folclore y leyendas de China donde los héroes eran invencibles.
Otro misterio dentro de las Artes Marciales (no solamente las chinas) son los golpes mortales. En muchas historias se describen combates a un solo golpe y ataques a puntos del cuerpo humano que parecen invulnerables. Aún así los monjes Shaolin eran expertos en atacar con eficacia a nervios, arterias, músculos y huesos con el propósito de invalidar o anular al oponente rápidamente.
Los Estilos de Kung Fu que surgieron a partir de la observación de los movimientos de los animales aparte de confundir al rival se componen de técnicas letales que fueron cuidadosamente estudiadas.
A veces el Kung Fu de Shaolin parece más una danza para aquellos que no entrenan Artes Marciales, puede parecer poco efectivo, poco aplicable y hasta poco realista, pero gracias a ese mismo Kung Fu los monjes lograron sobrevivir durante siglos, el Kung Fu de Shaolin sirvió como base para otras Artes Marciales que se adaptan más a nuestra sociedad. Obviamente nadie saldría hoy en día portando una lanza y un escudo por ejemplo.
Dentro de las habilidades físicas de los monjes Shaolin hay cientos de historias que pueden encontrarse en su velocidad, fuerza, resistencia, potencia, flexibilidad, etc.
La resistencia de los monjes era puesta a prueba constantemente, desde sus largas caminatas por la nieve en las montañas o cuando bajaban las interminables escaleras del templo usando solamente las manos entre otras arduas pruebas. La resistencia la entrenaban desde niños, podían soportar durante horas la misma postura por más incómoda que fuera, a veces apoyados en un solo pie y manteniendo el equilibrio del cuerpo y otros objetos. Estas hazañas pueden parecer inventadas pero son reales, la resistencia y equilibrio son esenciales para cualquier artista marcial y los monjes eran conscientes de ello.
La flexibilidad tan añorada por los practicantes marciales actuales era una obligación para los monjes antiguamente. Por eso los métodos para desarrollarla eran diversos, siendo muchos de ellos muy crueles con el dolor como maestro y sin respetar los límites del cuerpo humano. Antiguamente se creía que los monjes no tenían huesos, que era imposible lograr semejante flexibilidad entrenando.
El entrenamiento físico de los monjes comenzaba a muy temprana edad y era muy riguroso, los errores no estaban permitidos y se castigaban severamente. Aún en un entorno religioso, los monjes eran verdaderos guerreros que entrenaban Kung Fu para anteponer sus vidas a las de sus enemigos, para eso aprendían a defenderse y a matar si era necesario.
Sobre Shaolin se puede escribir mucho, describir las miles de historias que rondan el templo y sus guardianes y aún así el misterio continuará detrás de los muros de Shaolin.
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