Existen miles de sistemas dedicados exclusivamente a la defensa personal, todos alegan ser los mejores, pero en el caso de elegir uno, ¿Cuál elegir?
Antes debo aclarar que no me refiero a Artes Marciales en este artículo me dedicaré exclusivamente a sistemas creados únicamente para la defensa personal.
De hecho las Artes Marciales en sus orígenes eran apenas artes de guerra, sin etiqueta, sin códigos de honor, ni principios, lo único importante era matar al enemigo. Luego, con el paso del tiempo, muchas técnicas pasaron a ser prohibidas, se introdujo la espiritualidad y esos sistemas pasaron a elevarse a artes.
Por otro lado, la necesidad de defenderse se ha mantenido siempre y en la actualidad, donde la violencia en las calles aumenta día a día, cuando la vida humana parece no valer nada, la gente está buscando sistemas sencillos pero efectivos para defenderse.
Las que eran técnicas prohibidas han pasado a ser enseñadas en academias de todo el mundo, conocimientos milenarios como el Kyusho o puntos vulnerables del cuerpo humano son estudiados, golpes secretos como los de Dim Mak vuelven a ser entrenados, con otros nombres pero con la misma base.
Los escenarios han cambiado, pero los fines de la criminalidad son los mismos que inspiraron a los pioneros que desarrollaron las técnicas que hoy estudiamos.
Con el paso de los años, diversos investigadores se encargaron de sistematizar lo aprendido, algunos crearon sus Artes Marciales, otros sus sistemas de defensa personal.
Es así que hoy tenemos: Krav Maga, Systema, Safta, Kaisendo, etc.; además de Artes Marciales con importantes apartados de defensa personal como: Hapkido, Jiu Jitsu, Kenpo, etc.
Todas ellas tienen muy buenas técnicas para ofrecerle al practicante, pero siendo realistas ninguna es infalible ni funciona en cualquier situación.
Obviamente los instructores proclaman que su sistema es el mejor, pero no hay sistemas superiores, si hay exponentes mejores que otros. Y esos que son mejores son los que tienen la mentalidad abierta para investigar otros sistemas, aprender de sus errores y no quedarse apenas con lo aprendido.
En una situación real de peligro no se puede perder tiempo, no hay tiempo para pensar, hay que reaccionar instintivamente y terminar con el problema lo antes posible.
Para ello no hay fórmulas mágicas, el secreto está en entrenamiento continuo, lo más realista posible y contemplando todas las variaciones posibles.
Las técnicas entrenadas para la defensa personal deben ser sencillas, fáciles de aplicar en una situación extrema. Muchas veces se dejan de lado estas técnicas porque resultan muy simples y no parecen aplicables, este es un grave error.
Una de las claves para tener éxito en un enfrentamiento real es la velocidad, se debe terminar lo antes posible con el oponente, no se trata de exhibir nuestras habilidades marciales, no es un torneo y el único trofeo es nuestra integridad física y a veces hasta nuestra vida.
Con años de práctica no se adquiere solamente experiencia, además aprendemos a "presentir" los ataques y las intenciones de nuestro oponente, lo que nos permite anticiparnos al golpe y aplicar la técnica adecuada. Pero si hemos pasado años entrenando un sistema rebuscado e inaplicable, seguramente no nos servirá de nada en muchas situaciones reales.
Erróneamente se cree que ser efectivo en el tatami nos garantiza serlo en la calle, esto es un grave error. En cualquier competencia, aún en las MMA, existen reglas; en la calle no.
Puedes ser muy bueno en uno o varios Estilos pero no estar preparado para enfrentar a un simple peleador callejero, porque puede tener un arma, amigos dispuestos a golpearte simultáneamente, ser más fuerte y resistente a tus golpes, o simplemente porque es su día de suerte y te tiene a su merced en el combate.
Por eso, ser un artista marcial no te garantiza éxito en una pelea callejera, para eso debes tener un entrenamiento enfocado a la defensa personal y no confiarte en tu cinturón o los trofeos que tienes en tu casa.
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