Hay muchos mitos sobre el entrenamiento de Mas Oyama, el fundador del Karate Kyokushin, que es considerado como uno de los estilos de Karate más duros del mundo.
Aparte de su gran trayectoria como artista marcial, su arduo entrenamiento lo llevó a convertirse en un ejemplo de perseverancia y referente en cuanto a potencia y fuerza en combate. Mas Oyama era capaz de derrotar a sus oponentes con un solo golpe, y eso que durante su vida enfrentó a exponentes de diversas artes marciales.
Pero regresando a su entrenamiento, Mas Oyama pasó por varias etapas, ya que entrenó el Karate de forma tradicional y luego comenzó a experimentar técnicamente para después crear su propio estilo.
Desde muy joven, Oyama se destacó por su gran fuerza física que luego con el entrenamiento desarrolló aún más. Pero gracias a su técnica fue como logró generar una gran potencia en sus golpes, tanto de puños como patadas.
Debemos recordar que sus inicios fueron en el Judo y Boxeo (en Japón), ya que en Corea del Sur donde nació ya entrenaba algunas técnicas marciales de artes de guerra tradicionales.
Pero fue en el año 1946 cuando comenzó la etapa más dura del entrenamiento de Oyama, ya que decidió trasladarse al monte Kiyosumi en Chiba para aislarse por completo y llevar su Karate a otro nivel.
Con la ayuda de un gran amigo llamado Kayama que le enviaba comida todos los meses, Oyama estaba totalmente concentrado en su entrenamiento.
Su dedicación era tal que entrenaba 12 horas al día, todos los días y soportando los constantes cambios del clima, viviendo como un ermitaño.
Para su entrenamiento físico, Oyama usaba los árboles como makiwara, entrenando sus puños y manos hasta no soportar el dolor. También entrenó sus patadas y endureció su cuerpo a tal punto de insensibilizarlo.
Mas Oyama llegó a probar su potencia rompiendo piedras con sus manos, además practicaba sus saltos y patadas superando obstáculos de la propia naturaleza como saltar sobre arbustos y rocas de gran tamaño.
Aparte del entrenamiento físico, Oyama meditaba debajo de las cascadas frías lo que lo ayudaba a sanar su cuerpo y controlar su mente. También debía soportar la soledad y mentalizarse solamente en su entrenamiento.
Esta etapa de la vida de Mas Oyama fue fundamental para su estilo de Karate, desarrolló una fuerza física y espiritual que lo llevó a otro nivel dentro de las artes marciales. Pero ahora llegaría el momento de probar si su entrenamiento era efectivo, por eso en 1950 comenzó a enfrentarse a toro y comprobar que su fuerza y potencia eran sobrehumanas.
El Maestro Oyama enfrentó a 52 toros en total, le cortó los cuernos a 49 con su golpe de mano abierta (shuto) y mató a tres rápidamente.
Años después Mas Oyama ya era conocido como el hombre más fuerte del mundo, era desafiado y aceptaba siempre, la mayoría de los combates terminaban en segundos y era conocido por sus victorias con un solo golpe, lo que le valió el apodo de God Hand (mano de Dios) ya que la mayoría de sus peleas eran finalizadas al instante.
Sin dudas el arduo entrenamiento de Mas Oyama fue lo que lo llevó a alcanzar el gran nivel marcial que hace que aún hoy sea reconocido como uno de los mayores Maestros de Karate. Por lo que es bueno recordar una de sus grandes frases que en cierta forma definen su pensamiento sobre el entrenamiento.
“El Camino de las Artes Marciales comienza con mil días y es perfeccionado después de diez mil días de instrucción.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario